El período fundacional de la literatura Argentina
Este período literario que atravesaba esos primeros años posteriores a la emancipación de España, período en el que comienza a construirse en nuestro país la etapa literaria conocida por la Literatura Fundacional Argentina. Encontrarán aquí información sobre el porqué de esa denominación de inicio de una corriente propia y nacional pulse aquí
Situación política.
Durante la
década del veinte del siglo XIX se suceden en el territorio nacional
sangrientas guerras civiles. Según Luis Ordaz la situación era la siguiente:
"un suburbio alarmado por el constante cruzar de jinetes al galope y un
interior soliviantado de montoneras con poderosos caudillos que se enfrentan
entre sí o unen sus ambiciones y sus fuerzas contra los porteños, al no aceptar
que ellos sean los que, por poseer la llave mágica del puerto, dominen y
regulen los bienes del país todo y los que, en definitiva, saquen el mayor
provecho, son algunas de las características notables de la década." (1)
Luego del
fusilamiento de Dorrego -en 1828-, se cierra esta etapa con la llegada al poder
en la provincia de Buenos Aires, de un caudillo cuyo nombre signa una larga
época de nuestra historia (1829-1852): Juan Manuel de Rosas.
La literatura en la época de
Rosas.
En la ciudad
de Buenos Aires, durante 1837 se aglutina una generación de escritores en torno
a un conjunto de ideas estéticas y políticas.
Por aquel entonces, se inaugura en la librería de Marcos Sastre el
"Salón Literario", centro de reunión de la puesta al día de las ideas
liberales. Debido a las presiones políticas recibidas, el Salón Literario debe
cerrar sus puertas.
El grupo más
decidido se transforma en "la Asociación de la Joven Generación Argentina,
bajo la dirección de Esteban Echeverría." (2) Se funda así, en junio de
1838, la histórica Asociación de Mayo, la cual estaba "inspirada en las
agrupaciones carbonarias como la Joven Italia o la Joven Europa, de
Mazzini." (3). La Asociación tenía carácter político y era clandestina.
Sus miembros debieron dispersarse al ser delatados poco tiempo después. El
mismo Echeverría los invita a separarse, con lo cual comenzó el destierro de
esta generación -a pesar del carácter antirrosista de la Asociación de Mayo,
"algunos de sus miembros, como Alberdi, mantendrán una actitud de adhesión
al gobierno federal". (4)
En otras
palabras, podemos decir que toda la literatura producida durante la época de
Rosas no fue practicada con autonomía: se la concibe como un instrumento
valioso y fundamental para la lucha política -"nunca como en ese momento
los símbolos de la espada y la pluma estuvieron tan cerca semánticamente:
Sarmiento llegó a sostener que su 'Facundo
había contribuido más que los ejércitos a derrocar a Rosas'"- (5) o bien,
como una literatura que está orientada a la práctica de odas alabatorias hacia
la persona del gobernador; la de su esposa, Encarnación Ezcurra y la de su hija
Manuela.
Unitarios y Federales. Caudillos y Rosas: generación del 37
Esteban Echeverría: El matadero.
Según el
profesor Dámaso Martínez "tratándose de Esteban Echeverría (1805-1851) y
del momento fundacional de nuestra literatura es imposible no realizar una
lectura que reúna los puntos de estrecho contacto entre su obra, su acción y el
contexto histórico-social." (6)
La obra de
Echeverría está proyectada sobre "el telón de fondo de la realidad
nacional en el tiempo que le tocó vivir, y en la misma trama de su
biografía". (7) Por tal motivo, debemos remitirnos a la descripción de
algunos acontecimientos históricos que estuvieron vinculados directamente con
el desarrollo literario de este escritor: Rosas asume por segunda vez al poder
el 13 de abril de 1835, en medio de grandes festejos populares -ese mismo año,
Facundo Quiroga había sido asesinado en Barranca Yaco. En su proclama Rosas
sostiene la necesidad de un poder ilimitado y amenaza a los enemigos políticos
con una persecución "tan tenaz y vigorosa que sirva de espanto a los demás
que puedan venir en adelante". (8) En realidad, Rosas convirtió "la
causa nacional de la Federación" en un pretexto para acallar cualquier
intento de oposición. (9) Los jóvenes
opositores de la "Asociación de Mayo" -y entre ellos, Echeverría con
sus ideas liberales- se refugian en Montevideo, lugar desde el cual
"venían fustigando al régimen de Buenos Aires los emigrados
unitarios." (10). Este contexto
histórico se percibe en El matadero,
obra en la cual el autor toma partido por uno de los personajes, el joven
unitario, no porque esto coincida con sus ideales, sino para denunciar que en
aquellos tiempos "todo aquel que se oponía a Rosas era tildado de 'salvaje
unitario', incluso los opositores salidos de sus propias filas." (11) Con
estas palabras lo describe el narrador: "Llamaban ellos salvaje unitario,
conforme a la jerga inventada por el Restaurador, patrón de la cofradía, a todo
el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a todo hombre
decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de las luces
y de la libertad." (12)
El Matadero abre cierta perspectiva
sobre nuestra problemática nacional, "no tanto porque implique un
testimonio histórico, sino porque reúne en un intento de expresión propia una
gran cantidad de cuestiones relativas a nuestra organización social, económica,
cultural, histórica, literaria, etc.". (13) Se inicia con esta obra una
línea crítica en la literatura argentina que habrá de continuarse hasta la
época actual. Echeverría no se queda sólo en la fría descripción de las
costumbres de su época, sino que en virtud de sus ideas se proyecta hacia una
denuncia política y social: "Cosa extraña que haya estómagos privilegiados
y estómagos sujetos a leyes inviolables, y que la Iglesia tenga la llave de los
estómagos!" (14)
El narrador de El matadero comienza por señalar una circunstancia muy precisa: la
falta de carne en Buenos Aires, empeorada por una lluvia "muy
copiosa" que impedía el acceso de los animales. En primer lugar, el
escritor ironiza sobre algunos aspectos políticos y liga el rosismo a la
cuestión de la carne. Luego, a los personajes más característicos del matadero
-las "negras rebusconas de achuras", "el juez del Matadero,
caudillo de los carniceros", el carnicero, los negros, los mulatos y los
muchachones "achuradores", los enlazadores de a pie, etc.-, les opone
al joven unitario, "de gallarda y bien apuesta persona", que es el
personaje antagónico sobre el cual se precipita toda "la chusma". A
este joven, una vez que le han cortado sus patillas "a la federala",
lo acuestan sobre una mesa, lo insultan y lo atan. El muchacho intenta
defenderse de las "innumerables proezas" de los federales, pero no
puede y muere entre convulsiones, al no permitir que lo desvistieran: "Un
torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y de las narices del joven,
y extendiéndose empezó a caer a chorros por entrambos lados de la mesa (...)
-Reventó de rabia el salvaje unitario -dijo uno. " (15)
La elección
del matadero como ámbito nos permite advertir que el autor identifica Rosismo
con matadero, y establece una clara comparación entre los faenadores de la
"Convalecencia" y los "carniceros degolladores", federales
que servían a Rosas. Nos encontramos con que ese ámbito constituye de por sí,
una acusación política y una denuncia social. El matadero es como una alegoría
de nuestro país por aquellos tiempos en los que la vida tenía muy poco valor
(simbolizado en la obra con la muerte violenta de un niño al que nadie parece
darle importancia). Es por eso que en su mensaje final, denuncia abiertamente
el acoso de los hombres de la "Federación" hacia todo hombre que
intentase oponerse a Rosas, lo cual nos lleva a pensar en lo que objetivamente
ese sitio representa: "¡Qué nobleza de alma! ¡Qué bravura en los federales!
¡Siempre en pandillas cayendo como buitres sobre la víctima inerte! (...) En
aquel tiempo los carniceros degolladores del Matadero eran los apóstoles que
propagaban a verga y puñal la federación rosina, y no es difícil imaginarse qué
Federación saldría de sus cabezas y cuchillas (...) Por el suceso anterior
puede verse a las claras que el foco de la Federación estaba en el
Matadero." (16)
(1) Colección Capítulo, "La historia de la
literatura argentina", Bs. As., C.E.A.L.; Nº 15, pág 325 y 326. (2) Colección
Capítulo, ibíd, Nº 16, p 349. (3) Colección Capítulo, ibíd, Nº 11, p
247. (4) Colección Capítulo, ibíd, Nº 16, p 349. (5) Colección
Capítulo, ibíd, Nº 12, p 268. (6) Echeverría,
E., La cautiva. El matadero. Ojeada restrospectiva, Bs. As.,
C.E.A.L., 1979, p I. (7) Colección Capítulo, op. cit., Nº 11, p 249. (8)
A.A.V.V., La época de Rosas,
Bs. As., C.E.A.L., 1979, p II. (9) A.A.V.V.,
La época de Rosas, idem. (10) Colección Capítulo, op. cit., Nº
12, p 269. (11) Echeverría, E., op.
cit., p VII. (12) Echeverría, E., ibíd,
p 88. (13) Colección Capítulo, op. cit., Nº 11, p 253. (14) Echeverría, E., op. cit., p 74.
(15) Echeverría, E., ibíd, p 88. (16)
Echeverría, E., ibíd, pág 85
y 88.
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José Esteban Antonio Echeverría nació
en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1805. Su padre muere en plena infancia de
Echeverría, y él y sus nueve hermanos quedan a cargo de un tutor que les amarga
la existencia. Estudió en la universidad la carrera de Letras. Solía frecuentar
Los Talas, zona cercana a los indios y el paisaje y la temática del lugar no le
fueron indiferentes. Viajó a París en 1825 y volvió al país en 1830. Allí poco
a poco se fue informando del movimiento intelectual y cultural francés que vive
en esos momentos un período de cambio.
Obra: La obra Elvira o la novia de
Plata, publicada en el año 1832, no gustó. Sin embargo con ella se
inauguraba el romanticismo en nuestras letras, un año antes que el duque de
Rivas lo inaugurara en España con el Moro
Expósito.
·
Su obra está proyectada sobre
el telón de fondo de la realidad nacional de su época y en la misma trama de su
biografía, atormentada y dramática. Formuló un programa estético supeditado a
un programa ideológico, y coherentemente su obra se realizó dentro de esa
finalidad.
·
ECHEVERRÍA trae los rasgos estilísticos del romanticismo
francés al Río de la Plata. La obra y la acción de Esteban
Echeverría configuran uno de los momentos decisivos para la cultura nacional.
En el campo literario realizó cambios tales como:
a) el haber introducido el romanticismo europeo en nuestra literatura,
adelantándose en esto a España (es el portavoz del espiritualismo romántico);
b) haber inaugurado la literatura nacional moderna al descubrir la forma de
incorporar temas locales;
c) haber iniciado una línea narrativa realista y
crítica.
Los dos hitos fundamentales de su producción constituyen
a la vez tres hitos fundamentales en la historia de la literatura argentina:
1) La cautiva,
con la cual el género poético cobra un fuerte impulso en su desarrollo en
nuestra literatura.
2) El matadero,
pieza que inaugura el realismo moderno en la Argentina.
3) El dogma
socialista, corresponde a la labor de Echeverría como ideólogo.
Romanticismo:
·
En 1830 surge el romanticismo
en la Argentina, corriente que se mantiene hasta 1880. Es un romanticismo
revolucionario que se mixtura con la política.
·
En 1837 se crea el salón
literario “La casa de Marcos Sastre”, que cuenta entre sus miembros –entre
otros- a Alberdi, Mármol y Echeverría.
Corriente del Atlántico:
Echeverría: La
cautiva; El matadero; José Mármol: Amalia; J. Bautista Alberdi: El gigante amapolas; Sarmiento: Facundo, civilización y barbarie; José Hernández: Martín Fierro.
El Romanticismo fue un movimiento estético, filosófico y artístico que surgió en la Europa del siglo XVIII como oposición a los planteamientos racionalistas y cosmopolitas de la Ilustración francesa, así como a la sociedad que el incipiente capitalismo burgués estaba construyendo. El Romanticismo literario es, claro está, su rama literaria y una de las más importantes del movimiento.
La literatura romántica se hizo eco del llamado “Espíritu romántico”, que contrapuso a los lineamientos racionalistas un énfasis claro en las subjetividades artísticas, en la inspiración y lo onírico, lo original como evidencia del espíritu irrepetible del hombre.
El romanticismo literario tuvo su apogeo a principios del siglo XIX, en plena entrada a la modernidad contemporánea, y ejerce su influencia estética hasta hoy, si bien tuvo su declive hacia finales del mismo siglo y cedió paso a otras vertientes literarias como el simbolismo y el parnasianismo.
El romanticismo literario:
Lo natural y la tradición. Los relatos del romanticismo echó mano de la tradición mitológica grecolatina.
La literatura romántica privilegió las temáticas preindustriales, viendo en la vida rural y la vuelta a la campiña un refugio para la originalidad y la pasión artística, contrapuesto a la frialdad racional de las ciudades homogéneas. Sus relatos a menudo echaron mano a tradiciones folklóricas, a la tradición mitológica grecolatina o a imaginarios similares.
Nacional y popular. Donde la ilustración francesa veía lo cosmopolita y la universalidad del hombre a partir de su espíritu racional, es decir, intentaba dar con patrones universales de la mente humana, el romanticismo valoró lo nacional, lo individual y lo popular, prefiriendo recuperar tradiciones locales olvidadas, apostando por los valores de antaño y no por el “progreso” encarnado en las ciencias.
El destino. También se rescató en el romanticismo la noción de destino, despreciada por la ilustración que veía el futuro humano en sus propias decisiones.
El artista romántico. El artista romántico era un ser iluminado o atormentado por sus sensibilidades.
El romanticismo opuso la inspiración y el arrebato divino, como formas de conexión del artista a cierta trascendencia, a la profesionalización del arte y los preceptos ilustrados que pretendían hallar patrones para la creación estética.
El artista romántico era un ser iluminado o atormentado por sus sensibilidades y que vivía su existencia mediante un pleno compromiso con el genio creativo individual, irrepetible y original.
Vertientes nacionales
Romanticismo latinoamericano. A lo largo de sus distintos países, el continente latinoamericano fue prolífico durante su época romántica, muy vinculada con el espíritu político nacionalista y con la lírica poética. Destacó sobre todo en países como México, Argentina, Colombia, Cuba y Venezuela.
Autores más destacados
Entre la miríada de nombres asociada al romanticismo, que fue además un movimiento de larga vida, podemos destacar a los siguientes:
Románticos latinoamericanos. Esteban Echeverría, José Hernández, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Moreira (argentinos); José Eusebio Caro, Jorge Isaacs y Rafael Pombo (colombianos); Manuel Acuña y Mariano Azuela (mexicanos); José María Heredia y José Martí (cubanos); Alberto Blest Gana (chileno); Eduardo Blanco, Juan Antonio Pérez Bonalde (venezolanos).
El declive del romanticismo y la proliferación de autores que intentaban copiar o emular su espíritu sin tenerlo, gestó un significado al término “romántico” que se asoció a la floritura sentimental, a la cursilería y a los relatos amorosos. Así se desvirtuó el término “romántico”, tal y como se usa, por ejemplo, en la “comedia romántica” del cine y la televisión.
El matadero. podrán leerlo en este link
Se
estima que fue escrito entre los años 1838 1840. Fue publicado post-mortem: en
1871.
1) El autor sitúa su obra en una denuncia de los acontecimientos de su época
lo cual marca ciertos lineamientos entre las características que introducen al
realismo.
2) Como recurso central, utiliza la ironía para atacar a las Instituciones
(por ejemplo el silencio de la Iglesia frente a la tiranía del “Restaurador de
las Leyes”). Otro recurso es la utilización de contrastes entre los personajes:
el unitario, un hombre culto, ilustrado, “civilizado”, frente a la poca
preparación y la “barbarie” de los federales que lo hostigan, miembros de la
Mazorca.
3) El relato posee pinceladas naturalistas: arma grupos sociales
característicos y los presenta.
4) Hay un narrador en primera persona, testigo de los acontecimientos que se
suceden.
5) Simbología: el matadero es como una alegoría del país de su tiempo; el
niño que muere y que no parece conmover o preocupar a la muchedumbre, simboliza
la poca importancia que se le daba a la vida.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
·
Revista
Capítulo, Buenos Aires, CEAL, 1979, fascículo 11.
·
Echeverría, E., La cautiva. El matadero. Ojeada
restrospectiva, Bs. As., C.E.A.L., 1979.
* https://www.caracteristicas.co/romanticismo-literario/#ixzz6L35L