jueves, 3 de junio de 2021

La literatura fantástica y el relato maravilloso

Relato maravilloso

Los cuentos maravillosos tienen características que se repiten en mayor o menor medida. A saber:

* Existe un elemento mágico que le da un poder al protagonista (una capa, un sombrero, bebidas mágicas, etc.).

* Las historias no se desarrollan en un tiempo y espacio determinados. Por ejemplo: "Había una vez, en un lejano país..."

* No se respetan las leyes de la naturaleza. Por ejemplo: animales que hablan; hombres invisibles; etc.

* Se exageran las características de las personas (muy buenos, muy malos , muy avaros, muy valientes, muy hermosos, muy feos, etc.), e incluso hay marcados contrastes entre los personajes: bueno/malo; viejo/joven; hombre, monstruo; etc. 

* La apertura y el cierre del cuento son más o menos con las mismas frases: "Había una vez...", "Erase una vez...", "...Y vivieron felices para siempre.", "Colorín colorado...", etc.

* Hay repeticiones de números como cábalas. Por ejemplo: tiene que superar tres pruebas, se piden tres deseos, debe resolver siete enigmas, etc.

* Existen seres maravillosos (brujas, gnomos, hadas, ogros, etc.) que viven e interactúan con los humanos. También hay personajes que encarnan a la Muerte, a Dios o al Diablo.

* La acción se concentra en el personaje principal que no hace cosas inesperadas sino que actúa siempre de la manera correcta y siempre hay prohibiciones que el héroe debe recordar para lograr su objetivo.
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Literatura fantástica: orígenes


 El surgimiento de la literatura fantástica moderna es una típica consecuencia de los conflictos que afronta el pensamiento europeo desde la instauración del Romanticismo. 

  En la Edad Media prevaleció una cosmovisión sobrenaturalista que hizo posible, en literatura, la proliferación de cuentos maravillosos en los que se admitía de manera espontánea y normal la existencia de “otro mundo”, del cual procedían todos los hechos insólitos o extraordinarios que se introducían en la vida humana de “este mundo” y la perturbaban. 
   En tal contexto histórico se consideraban usuales la presencia de las hadas, los milagros de los santos, la acción de Satanás o de sus prosélitos, las magias y taumaturgias de toda índole, tal como lo confirman innumerables relatos considerados absolutamente verídicos y, por supuesto, verosímiles (según se desprende especialmente de multitud de leyendas religiosas).
   Con el transcurso del tiempo se produjo una radical transformación ideológica que circunscribió los alcances de la realidad al mundo de la vida cotidiana, al plano del acaecer secular. Estimulada por el avance de las ciencias y del empirismo filosófico, esta nueva visión estructuró un sistema en el que la posibilidad de lo mágico, lo extraño o lo siniestro pareció quedar excluida. A finales del siglo XVIII, con la irrupción prerromántica, comenzó una renovación del interés por el elemento sobrenatural, acaso favorecida por hondas convicciones que habían permanecido reprimidas en las zonas más penumbrosas del inconsciente.
   El intento de restaurar lo maravilloso se había tornado imposible por la solidez del secularismo imperante, pero como alternativa emergió un tipo de concepción en que los hechos insólitos o extraordinarios son manejados literariamente con la suficiente vaguedad como para resultar compatibles con nuestra imagen de la vida cotidiana e inclusive, según opina Tzvetan Todorov, se presentan como pertenecientes a una zona indeterminada en la que no es posible establecer si tienen origen en una objetividad sobrenatural o en una subjetividad morbosa. Este fenómeno parece formar parte de un complejo proceso que ha tendido a trasladar la noción de la realidad hacia un plano psicológico más bien que sociológico y del cual forman parte hechos literarios (como el avance de lo fantástico o el empleo del monólogo interior) y hechos más generales (como el afianzamiento del psicoanálisis). 


Características:


   La literatura fantástica se ha desarrollado principalmente en el campo de la narrativa y, con especial vitalidad, en el ámbito del cuento que permite un tratamiento más escurridizo y alusivo de las situaciones imaginarias. 
  La variedad de especies que admite esta producción es múltiple: el horror, lo sobrenatural, lo monstruoso, lo indeterminado, la especulación metafísica, la conciencia de la culpa o el pecado, etc.
Algunas variedades de este tipo han logrado emanciparse y han constituido especies independientes, como sucede con la ciencia ficción. También la novela detectivesca parece emparentada en su origen con la producción fantástica, pues solía presentar un enigma indescifrable para la inteligencia común y requería las dotes casi sobrehumanas de un investigador excepcional para resolverlo.



Ingredientes de la materia fantástica:
 la literatura fantástica utiliza como punto de partida los misterios que plantean el hombre y su mundo y que no han tenido una explicación clara y certera: el tiempo, el espacio, los sueños, las dimensiones, la muerte...
   El autor elige uno de esos misterios como tema pero sin intención de resolverlo, sino que, valiéndose de la ausencia de respuestas y de su imaginación, logra crear la incertidumbre. Es por eso que, partiendo de elementos reales y cotidianos (a veces en forma gradual y otras abruptamente) anula la realidad y nos traslada al ámbito de lo misterioso y de lo inexplicable. La incertidumbre proviene de la vacilación entre una explicación natural o una sobrenatural. El escritor busca que el lector se pregunte acerca de la factibilidad de los sucesos, por eso elabora un relato verosímil, al que añade elementos extraños. Éste es el medio de producir la perplejidad y el suspenso, fuente de curiosidad, desazón y, a veces, miedo para el lector.

Tratamiento de la materia fantásticason prácticamente innumerables los medios de que se valen los autores de narraciones fantásticas una vez que han entrado en el proceso mental por el cual liberan su imaginación. Inveden tiempo, espacio, personajes o situaciones y, en ocasiones, todo a la vez.
 Cuando el personaje es presa de las fuerzas sobrenaturales, si es un ser humano puede sufrir, entre otros, el fenómeno de la metamorfosis; si es cualquier elemento de la realidad (animales, objetos, muerte, espíritu) se animiza y adquiere características propias del hombre.
  Si la invasión de lo fantástico se realiza por medio del tiempo y del espacio, se producen traslados a otros tiempos (ya sea al pasado como al futuro) anacronismos parciales; retroceso en la propia historia; detención del tiempo; desajustes entre el tiempo cronológico y el tiempo interior/psicológico; multiplicación en el tiempo; ruptura de las leyes físicas; transmutación de mundos; etc. Otro tema predilecto de los autores es la interrelación entre el sueño y la realidad: sueño dentro de otro sueño; conciencia de que se está soñando; sueños comunes a varias personas; etc. En todos los casos, con un elemento que, luego en la vigilia, deja un rastro: verbigracia, un objeto material presente en el sueño y presente en la vigilia.

Bibliografía consultada
AA.VV., Introducción literaria III, Estrada, Bs. As. 1988.
REST, Jaime, Conceptos fundamentales de la literatura moderna, CEAL, Bs. As., 1979.
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 Manuel Mujica Lainez nació en Buenos Aires en 1910 y murió en 1984. Escribió más de 20 libros entre los cuales vale la pena mencionar: Misteriosa Buenos Aires, Los ídolos, La casa, Invitados en el paraíso, Bomarzo, El unicornio, El viaje de los siete demonios, El brazalete y El escarabajo.
Varios de sus cuentos y novelas fueron llevados al cine y la televisión. Obtuvo múltiples premios por su obra literaria, entre ellos el Premio Nacional de Literatura en 1963 y la Legión de Honor del Gobierno de Francia en 1982. Sus libros fueron traducidos a más de quince idiomas.

Lectura compartida de El hombrecito del azulejo
Publicado en Misteriosa Buenos Aires, de Manuel Mujica Lainez. 



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