lunes, 11 de julio de 2022

García Lorca y los romances nuevos


Los romances nuevos y la nueva trova española
  Recordemos que ya hemos caracterizado los "romances viejos", también denominados los romances primitivos, populares y tradicionales, algunos de los cuales datan del siglo XIV y los más del XV.
  A imitación de éstos, los poetas cultos escribieron también romances llamados "nuevos" o "artísticos". El romancero nuevo tuvo un extraordinarios florecimiento en los siglos XVI y XVII y fue cultivado por sus más grandes representantes: Lope de Vega, Góngora, Quevedo. 
  El XVIII no echó totalmente en olvido este género, pero fue el Romanticismo que le infundió nuevo vigor, al revalorar los textos tradicionales, entre ellos el Duque de Rivas y José Zorrilla.
Modernamente, en el siglo XX, las más puras voces líricas en España como Antonio Machado, Federico García Lorca y Rafael Alberti, han demostrado su preferencia por esta forma poética tradicional.
El romancero es, en consecuencia, un género característico de la literatura hispánica y que nacido en la Edad Media, hacia el 1300, lleva siete siglos de vida, sin equivalentes en ninguna otra literatura.

La poesía popular de Lorca.

  Toda la crítica ha elogiado unánimemente el tono popular de la poesía de Lorca, con hondas raíces en la tradición española, y sobre todo en la de Sevilla. en cierto sentido, ha restaurado el prestigio del romance, con contenidos muy vitales, que pronto gozaron de gran difusión y popularidad.

  En su poesía predomina el tema del amor, la lucha por el derecho a la mujer elegida y la muerte. Los asuntos se presentan con un dramatismo intenso, que provoca una tensión especial en el lector, encerrados en una forma verbal sonora y musical, magnificente y comunicativa.

  El mundo poético preferido de Lorca es el del cante jondo (canto y baile flamenco típico de las comunidades gitanas de Andalucía), los toros, los gitanos, las canciones de jinetes, en otras palabras, el orbe andaluz. Su visión dramática presenta su visión de hombre en la que el destino del ser humano parece ser una lucha permanente entre vivir y morir. Este dramatismo sería la expresión personalizada del pueblo andaluz.


  Federico García Lorca ejerció marcada influencia sobre los escritores posteriores a su generación, tanto en la lírica como en el teatro, ya que su obra significa una revitalización de la veta popular que había sido descuidada desde tiempo atrás.

Los invito a compartir un muy interesante rapeado  por Maite Baena de Reyerta.
Recitado del poema Reyerta
Reyerta. (En Romancero Gitano)
A Rafael Méndez

En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
su sube por la paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.
El juez con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses
La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.

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