miércoles, 21 de abril de 2021

El relato policial serie negra: características

Entrada al submundo en el que investigador y criminales tienden a humanizarse:



     En el policial negro, la ley ya no se acerca "al bien", sino que el mundo del delito y el mundo de la legalidad son porosos, permeables; el mal y el bien están en ambos y a través de los dos espacios circulan todos los personajes: desde el investigador hasta el delincuente.

El mundo que representa el policial negro es un mundo corrompido, sucio, violento, regido únicamente por la ley del dinero, por lo que el investigador ya no puede dar cuenta de los crímenes a partir de su racionalidad, sino que debe acudir también a su astucia para hacerlo: para resolver un enigma no basta con sentarse y pensar, siguiendo una línea lógico-deductiva; ahora el investigador se desplaza al terreno de lo público, y logra resolver los casos policiales que se le asignan gracias a sus contactos y relaciones sociales; y solo cuenta con su ética personal como guía.

   Entre el policial clásico y el policial negro hay, por lo tanto, un pasaje del orden al caos y de lo privado a lo público; y este desplazamiento supone un mayor acercamiento al realismo: el investigador y los criminales tienden a humanizarse.

Nombres como Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Gilbert Keith Chesterton, se asocian al nacimiento de este estilo literario. En el ámbito local, Ricardo Piglia,, Juan Sasturain y Osvaldo Soriano son algunos de los representantes.


   Como todo texto que sigue una serie de convenciones formales propias de un género –en este caso, el policial–, también los modelos de personaje son recurrentes. En términos generales, podemos señalar que los personajes de estos relatos se presentan en una perspectiva antagónica o contrapuesta:

1) Por una parte, el tipo de personaje que busca restaurar un cierto orden alterado de algún modo, es decir, el policía, el detective o el inspector, protagonistas de la historia en tanto son comúnmente el foco desde donde se narran los hechos.

2) Por otra parte –en un juego de oposiciones–, algún personaje debe ser quien altera previamente el orden que el investigador o el policía buscan restaurar; esto es: el (o los) responsables del crimen, quien permanece oculto hasta el final de la historia. El asesino, el ladrón, el estafador, el espía, o cualquier otro personaje que encarne el lugar del mal y del caos, forma una pareja antagónica o contrapuesta con el representante de la ley y el orden.

3) De manera colateral en esta relación, pero igualmente importante, aparecen los sospechosos, personajes centrales en relación con el clima propio del policial: el suspenso. Los sospechosos entran en el texto aunque más no sea a través de la voz del investigador, ya que éste, al sopesar sus diversas hipótesis a lo largo de la investigación, hace referencia sucesiva a los posibles culpables. Pero su función narrativa, es contribuir a la construcción de un clima tenso, confuso, que solo se vuelve “transparente” para el lector al final de la trama.

4) Un elemento central a tener en cuenta es que el hilo conductor que pone en relación a todos los personajes del texto, incluida la víctima, por supuesto, es el crimen. En este sentido, funcionalmente hablando, el crimen es el elemento que nuclea personajes y acciones, ya que todo lo que sucede en un relato policial gira en torno a estos componentes.

5) Por lo general, todos sus personajes son tipos, lo que quiere decir que tienen caracteres bien definidos y no evolucionan a lo largo del relato, ya que sirven funcionalmente para que la trama avance. De todos modos, cuanto más cuidadoso sea el escritor con su producción, más trabajo pondrá en este tipo de personajes considerados menores.
 El investigador o policía, en un caso, en el policial clásico, es un ser puramente cerebral, que puede resolver los enigmas sin siquiera salir de su casa, evaluando simplemente los indicios que tiene a su disposición. En este sentido, se presenta menos dispuesto a “mezclarse” con el mundo del delito, los límites están claramente demarcados. Sin embargo, en el caso del policial negro, el investigador o policía solo logra develar el crimen luego de mucho trabajo, y sus tareas implican desplazamientos, lo obligan a salir de su oficina para entrar en contacto con los bajos mundos del crimen. De otro modo, si permanece fuera, no puede acceder a la información que necesita para comprender lo que sucede. A la hora de enfrentarse con el crimen, por lo tanto, solo cuenta con sus propios valores, que a menudo se confunden con los del hampa. Es más, el investigador o policía en los relatos de este tipo puede ir y venir entre un mundo y otro, y es muy común que la figura de una "femme fatale" funcione como vaso comunicante entre los dos universos.

6) Los ambientes, por lo tanto, también tiene sus particularidades entre un tipo y otro de relato, y son coherentes con el modelo de personaje que protagoniza el texto. Si bien en ambos casos el marco está dado por espacios urbanos –el crimen aparece históricamente como un problema cuando crecen las ciudades–, en los primeros relatos el crimen ocurría en espacios interiores, en cuartos cerrados; mientras que en el policial negro la violencia se desata en las calles, ante la sorpresa o indiferencia de los posibles testigos, y los espacios cerrados son preferentemente los bares y cabarets del bajo fondo.



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