Himno Nacional Argentino (original)
Himno Nacional Argentino
El Himno nacional argentino fue
escrito por Vicente López y Planes en 1812, compuesto por Blas Parera en 1813 y
arreglado por el músico Juan P. Esnaola en 1860.
La versión original
tiene un coro y nueve estrofas, cada una formada por dos cuartetas decasílabas.
Sin embargo, por un decreto oficial de 1900, solo se interpretan solamente algunas cuartetas, además del coro. El día del himno nacional argentino se
celebra el 11 de mayo.
Letra completa
ESTROFA 1
¡Oíd, mortales!, el grito sagrado:
¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta en la faz de la tierra
una nueva gloriosa nación.
Coronada su sien de laureles,
y a sus plantas rendido un león.CORO
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
ESTROFA 2
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar.
La grandeza se anida en sus pechos
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas,
y en sus huesos revive el ardor,
Lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.
ESTROFA 3
Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor.
Todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra, y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel.
Su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.
ESTROFA 4
¿No los veis sobre México y Quito
arrojarse con saña tenaz?
¿Y cuál lloran, bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto, y llanto, y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
ESTROFA 5
A vosotros se atreve argentinos
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.
ESTROFA 6
El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor:
El clarín de la guerra, cual trueno
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita unión.
Y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo león.
ESTROFA 7
San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
la colonia y las mismas murallas
del tirano en la banda Oriental.
Son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó;
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.
ESTROFA 8
La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió.
Y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio.
Sus banderas, sus armas, se rinden
por trofeos a la libertad.
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.
ESTROFA 9
Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín.
Y de América el nombre enseñando
Les repite, mortales, oíd:
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud.
Y los libres del mundo responden
al gran pueblo argentino, salud.
Historia
En 1812, en nombre de
la asamblea, Manuel José García le encargó la canción patriótica a fray
Cayetano Rodríguez y a Vicente López y Planes, poeta y cabildante.
La iniciativa
respondía a la creciente popularidad de un himno libertario escrito por el
dramaturgo Luis Morante para la obra 25 de mayo –basada en la
Revolución de 1810–, la cual se presentaba en la Casa de la Comedia de Buenos
Aires.
No queda claro qué
pasó con el encargo de Rodríguez, pero la obra de López y Planes se dio a
conocer frente al Cabildo en noviembre de 1812.
Tras una ampliación
del texto 1813, se modificó el carácter antiespañol de la letra por uno más
próximo al espíritu monárquico, ya que Inglaterra se mostraba contraria a la
autonomía de las colonias españolas.
El 11 de mayo de 1813
se oficializó la pieza bajo el nombre de Marcha Patriótica. Luego
se llamó Canción patriótica nacional, Canción
patriótica y, desde 1847, Himno nacional argentino.
En el año de 1860, el
músico Juan P. Esnaola realizó un nuevo arreglo musical sobre la composición de
Parera, que también se ha reconocido oficialmente.
En 1900, bajo el
argumento de dotar al himno de “atemporalidad” y limar asperezas con la
diplomacia española, el general Julio Argentino Roca ordenó que las estrofas se
redujeran a la primera y última cuarteta. Fue así que el himno nacional
argentino alcanzó su forma actual.
Los poetas entre la Revolución y la Independencia
Testigos de la lucha por la Independencia, los poetas incitan a combatir la dominación española, exaltan a los próceres revolucionarios y cantan las victorias de las fuerzas patriotas. Pero no quisieron ser sólo testigos y cantores. En algunos de los varios frentes de la lucha revolucionaria ocuparon puestos de primera fila. Fueron también soldados, como Esteban de Luca y Juan Ramón Rojas; estadistas, como Vicente López y Planes; educadores, como Juan Lafinur y Juan Cruz Varela. Sea cual fuere el terreno en en que le cupo actuar, su gran preocupación fue la defensa de la libertad recién conquistada y la exaltación del esfuerzo y coraje patrióticos.
Durante todo el período de la Revolución y de la lucha por la Independencia, vale decir, de 1810 a 1824, las composiciones de esos poetas aparecen en los periódicos de entonces: La Gaceta, El Censor, El Grito del Sud, La Prensa Argentina, El Curioso, La Abeja Argentina, El Centinela, etc. Ellas son el eco emocional de los acontecimientos ocurridos en esta crítica etapa de nuestra historia, por ello, constituyen un valioso testimonio del espíritu colectivo de la época.
Significado
El tema esencial de estas composiciones es la exaltación de la libertad e independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y de toda América. Pero sobre esa trama se entretejen tres motivos dominantes: el indianismo o indigenismo, el americanismo y el antiespañolismo.
El “grito sagrado” del
himno nacional argentino es la frase “¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”. En
esta frase se condensa el sentido fundamental del himno que resume, por un
lado, los valores independentistas de la nación sureña, y por el otro, la
voluntad de conformar una nación fundada en el resguardo de la libertad para
sus ciudadanos.
El anhelo de libertad
es consustancial con el imaginario político de la Ilustración, impulsado por
los valores de la Revolución francesa de 1789 que proclamaba la consigna de
“igualdad, libertad y fraternidad”. Estos son los valores en los que se funda
el concepto del Estado moderno y el concepto de la República con separación de
poderes. Son metáforas de la igualdad frases como “Oíd el ruido de rotas
cadenas; ved en trono a la noble igualdad”.
El imaginario político
del siglo XIX, tocado también por ideales románticos, confiere a estos ideales
un nuevo sentido presente en el himno argentino: la nación, es decir, la idea de
un Estado moderno que coincide con los límites de un pueblo unido en su
geografía, lengua y cultura, un pueblo que comparte una “identidad”. Es esto lo
que permite a los “libres del mundo” reconocer la existencia de un “gran pueblo
argentino”.
El himno invoca la
necesidad de que tales valores, merecidos con la inteligencia y el esfuerzo,
sean atemporales y que, de esa forma, sean reconocidos y loados. Así, menciona
la figura de los laureles, símbolo griego que representa la victoria. El texto
expresa, por ende, tanto el deseo de que aquellos logros sean perennes como el
compromiso de empeñar la vida en mantenerlos.
Este sentido está
presente también en el texto original. Sin embargo, en este se alude la
experiencia histórica concreta de Argentina a partir de la Revolución de mayo
de 1810, que significó el comienzo de la gesta independentista con respecto al
dominio español.
Bibliografía Consultada:
AA. VV., La lira argentina, Tomo VIII, CEAL, Bs. As., 1979.