Comenzaremos a trabajar con la lírica popular en España, la cual ya venía desde la Edad Media y se prolongará en el tiempo hasta nuestros días: el romance.
Primero, compartamos este video en el que se explica claramente cómo era el Mester de juglaría, es decir, el oficio de juglares y trovadores, para trabajar luego con los orígenes del romancero.
Según la teoría más admitida, los romances más viejos proceden de ciertos fragmentos de los antiguos cantares de gesta, especialmente atractivos para el pueblo, que los retenía en la memoria y después de cierto tiempo, desgajados del cantar, cobraban vida independiente y eran cantados como composiciones autónomas con ciertas transformaciones. En palabras de Menéndez Pidal: "Los oyentes se hacían repetir el pasaje más atractivo del poema que el cantor les cantaba; lo aprendían de memoria y al cantarlo ellos, a su vez, lo popularizaban, formando con esos pocos versos un canto aparte, independiente: un romance". Son los llamados romances épico tradicionales .
Más tarde, los juglares, dándose cuenta del éxito de los romances tradicionales, compusieron otros muchos, no desgajados de un cantar, sino inventados por ellos, generalmente más extensos y con una temática más amplia. Los autores desaparecen en el anonimato, y la colectividad, plenamente identificada con ellos, los canta, modifica y transmite. Estos últimos se conocen con el nombre de romances juglarescos.
Características de la oralidad. La oralidad y la escritura.
Como ya señalamos, los romances son composiciones de origen popular que se difundieron, básicamente, en forma oral y no escrita. Este hecho les asigna determinadas características que pueden utilizarse para diferenciar los textos orales de los escritos. Muchos de estos rasgos se relacionan con la musicalidad de los romances, ya que eran cantados y, por eso, se empleaban en ellos recursos que permitían memorizarlos para ponerlos en escena una y otra vez:
(a) Uso inapropiado de los tiempos verbales: se alternan el presente con el pretérito perfecto simple o con el pretérito imperfecto del modo Indicativo. Por ejemplo:
(b) Fragmentarismo: temas que surgen sin introducción previa, e historias que terminan de manera abrupta.
(c) Alteración del orden normal de las partes de la oración. En el castellano, el orden más común es: sujeto, verbo y modificadores del verbo. En los romances, muchas veces, este orden aparece cambiado, así producen estructuras gramaticales más complejas que dan cuenta de los aspectos que se quieren resaltar. Por ejemplo: “Herido está don Tristán”, en lugar de “Don Tristán está herido”. Aquí se quiere destacar el hecho de que el personaje está herido y, por eso, se coloca esa palabra en primer lugar. En otros casos tiene que ver con la necesidad de respetar la rima.
(d) Fórmulas de repetición: en los romances, suelen aparecer repetidas ciertas palabras o series de palabras. Por ejemplo: “¡Presos, presos, caballeros! / ¡Presos, presos, hijosdalgo!”
(e) Omisión de determinadas expresiones. Hay ciertas expresiones o palabras que no se dicen, porque se supone que el oyente está en condiciones de reponerlas para comprender correctamente el mensaje que se quiere transmitir. Un claro ejemplo, muy utilizado en los romances es la omisión del verbo “ser”.
La escritura: los romances fueron evolucionando y pasaron de ser anónimos a tener un autor reconocido. Este cambio, sumado al hecho de que los llamados romances nuevos, se crearon y se difundieron de manera escrita, permite comparar los cambios que se producen al pasar de la oralidad a la escritura. Lo que suele ocurrir es que la inmediatez de la lengua oral no permite hacer correcciones, en cambio, al pasar al uso de la lengua escrita, se puede planificar, evitar errores y, así, dejar de lado ciertos recursos típicos de la oralidad, aunque de hecho, los rasgos descriptos en la oralidad también pueden aparecer en la escritura, ya sea por tradición o por imitación de los romances viejos.
El romancero, así como la epopeya, trató de informar al pueblo de los sucesos que ocurrían en una nación; por lo tanto, los reyes no dejaban de valerse de los cantores populares para propagar noticias. Los juglares que propagaron con su canto los romances, servían para entretener a la comunidad entera, tanto a los reyes como a los campesinos pobres.
El romance, poema típico español: constituye la poesía nacional por excelencia: representa una de las pocas cumbres excelsas en la literatura universal, capaz de llegar al alma de todo un pueblo sin distinción de clases y sin necesidad de preparación intelectual.
Y también aquí les dejo la letra de uno de los romances más populares, el cual también podemos escuchar aquí en las voces de María Elena Walsh y Leda Vadallares, El enamorado y la Muerte. No se lo pierdan, es una belleza, y además, podrán comprender el porqué de la popularidad de estas canciones con música y letra tan pegadizas.
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El enamorado y la Muerte (Autor Anónimo)
Un sueño soñaba anoche
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca,
muy más que la nieve fría.
_¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
_No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
_¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
_Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
_¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
_¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue a palacio,
Mi madre no está dormida.
_Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.
_Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía;
_Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.
Romances: recursos de estilo. Como todo texto poético, presenta recursos de estilo, pero debido a su mismo origen popular, estos no son complejos ni variados. Sin embargo, sí constituyen recursos típicos del romancero pues, por su concentración y plasticidad, logran un gran poder poético.
2. Repetición variada: es la utilización de la misma familia de palabras en todo el romance o en varias de sus estrofas. Por ejemplo: “caminante que camina /olvida su caminar”.
3.Construcción paralela: se produce cuando hay repeticiones semánticas, es decir, reiteraciones de significado, o repeticiones de estructuras gramaticales. En este último caso, como leímos en el del "Romance del conde Olinos" hay un paralelismo sintáctico. Por ejemplo: “Él murió a la media noche / ella a los gallos cantar (...)”. Los dos versos del ejemplo son similares en su estructura semántica, pues se refieren al momento de la muerte de los protagonistas, aunque el primero aluda a él y el segundo, a ella. También hay un paralelismo sintáctico, ya que la estructura gramatical de ambos versos es la misma.
4. Imágenes sensoriales: corresponden a cada uno de los cinco sentidos. Así, a la vista corresponde la imagen visual; al olfato, la imagen olfativa; al oído, la imagen auditiva; al tacto la imagen tactil y al gusto, la imagen gustativa. Son recursos que adornan el romance. Por ejemplo: “Mientras el caballo bebe / él canta dulce cantar”. En el primer verso hay una imagen visual, mientras que, en el segundo, aparece una imagen auditiva.